Cada noche bailo un ritmo nuevo: es la danza de las sociedades. Cada trago mal tomado es muerte, porque vivo en la cuerda floja. El rondón de la cruz no es joda, la mortal de las apariencias. El veneno de la nueva moda, y un montón de viejas de felicidad me traen bienestar y no me dejan ver: tengo que salir a ver.
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El cantar de las malas lenguas pone triste a mi Buenos Aires. Y mirarte un poco más de cerca, puede ser que veas a tu ofensiva manera de pensar; miradas trancesivas no tengo que mirar atrás.
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Acostumbrada a mis nochecitas, voy emparchando mis fisuritas. Ponele el sol a mis mañanitas, mañana un poco más.
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