Ser instinto y libertad

sábado, 15 de diciembre de 2012

Hoy me sentí sola. Que digo sola, solísima, solísimamente sola. Como si toda esta amistad que venimos consolidando se desvaneció así, de golpe. Capaz soy muy exagerada, pero me duele. Me duele encontrarme con que las cosas no son como yo quiero, con que no estamos funcionando como deberíamos o como me gustaría que lo hagamos.
Me siento sola y por eso también me replanteo mi vida. No puede ser que yo siempre sea la que se encuentra en conflicto para y con los demás. Definitivamente la que está funcionando mal soy yo. Soy yo que no estoy conforme conmigo, que no estoy conforme ni con cara, ni con mi cuerpo, ni con mi mente, ni con lo que siento. Evidentemente soy yo la que tiene un concepto errado de como es funcionar correctamente.
Me pongo mal y no me entienden, no, no es bronca. Es tristeza. Tristeza por no poder ser como me gustaría, por no saber que es imposible cambiar o encontrar algo en los demás que tengo que encontrar en mí. Es tristeza de darme cuenta que lo que yo siento que está bien o no está bien o la gente no lo vé, ya no lo sé.
Quiero llorar, desde que llegué tengo ganas. Y está bien, me gusta hacerlo. Sueno re emo pero llorar te hace bien. Me jode que me digan que no tengo que llorar, que tengo que estar orgullosa y esos falsos consuelos de madre. Me gustaría que entiendan que duele, y mucho, entender que ya no sos un nene y que hay alguien mejor que vos.

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