Ser instinto y libertad

jueves, 11 de noviembre de 2010

Corazón arraigado.

Todo gira en el mismo lugar. Sigo caminando, pero no consigo más que simples vueltas en círculos. Es todo lo mismo, desde diferentes ángulos.

Cuando creo en lo que quiero; vuelvo por las nubes. Cuando pienso en lo que debo; el sentimiento se acuesta a dormir. Es como si mi mente y mi corazón fueran norte y sur. Por mi corazón atraviesa una idea fija, por mi cabeza otra inmóvil.

La constancia de mi mente resulta pesada, quiero dejarlo, abandonar éste sueño y dejar todo atrás, ya no puedo continuar así.

Mi corazón esta fijo como roca en el mar, aunque lo golpeen de todos lados, ese es su sitio, no se moverá NUNCA. Mi mente es un disturbio, ya no puedo más. Mi corazón es un templo, no cambiará jamás.

Y se vuelve idiota contemplar el hecho de que cada día, una nueva pieza cae, para que otra valla al lugar equivocado. Es sorprendente ver a éste corazón tan fuerte y voraz, poniéndole pasión, hasta a la última gota de todo. Aunque no deje de encerrarse en su extravagante forma de sentir, cambiando de tamaño y de color, pero nunca de sentimiento. 

Y ahora, todo el sueño parece estar quedándose dormido. Se hace un tanto escurridizo y puedo verlo caer por mis dedos; cada día que pasa se aparta un casillero más.

La noche intenta escapar; atrapada, entre los escombros de la mente y el entorno de su vil locura.

Hoy nuestra única razón de querer y estar es el afán de libertad. No hacemos más que castigarnos con nuestro propio sentir, con ese ‘amor’ no tan recíproco.

Pero te asombra, que no crea ni en la sombra de mi corazón, ni de mi mente. Y me pedís que no me rinda, por amor ya te seguí MÁS DE UNA VEZ. Es claro que pretendes que cambie UN todo por una nada incoherente; por algo hermoso que jamás existió.

No hay comentarios:

Publicar un comentario