Ser instinto y libertad

domingo, 11 de agosto de 2019

Manuela presidente

Tengo un millón de cosas para decir. O que quiero decir.
Qué raro todo. Me siento de nuevo como si tuviera 15. El mercado del coqueteo siempre fue - y no fue - a la vez lo mío.
Desde que nos separamos, no paro de romperla. No hago nada por gestarlo pero simplemente aparece. No. No creo que un clavo saque a otro, y si es así, no quiero que pase. Me amigo con lo que siento. Estás ahí, adentro. Todavía muy adentro y no tenés que irte a la fuerza. Te vas yendo, de a poco veo y siento que te vas, pero no voy a forzar tu desaparición, porque no puedo, porque no puedo, no quiero, y no quiero convencerme de cosas que no son.
Desde ese momento, no paro de recibir propuestas, invitaciones, comentarios lindos, chamuyos baratos y bizarros. Me pienso vinculandome desde otro lado. Me propuse a mí misma dejar de tachar todos los items de la lista a la hora de elegir gente con quien salir, porque de esa forma solo puedo repetir la historia. Sin embargo, no salgo del patrón.
Funciono más o menos así: me gusta o interesa alguien, por cosas de la vida le digo que no varias veces, a pesar de que esa persona vuelca todo su interés en mí, le pone mucha onda, tiene gestos de cariño copados y se muestra super integra, sincera... pero sobre todo buena. Después de muchas idas y vueltas finalmente sucede. La vida me demostró que no todo es tan lindo como yo creo, una vez que le doy bola a esas personas, todo se cae. Se dan cuenta que yo soy este desastre y me dejan.
No estoy proyectando nada con nadie. Lo sé. Me enojo conmigo. Me enoja darme cuenta que disfruto de lo mismo: de charlas eternas que parece que son minutos, de poder ser yo misma, de chistes noños, de bardeadas cálidas, de gestos de cariño genuino. Un beso. Qué loco eso de los besos. Después de cinco años darte cuenta que conectas con otros besos. Que te gustan los besos por el hecho de ser besos y no por quién te los da. O por ambas cosas. Hace tiempo que me había olvidado que los besos por ser besos están. Que no tiene que haber motivos para darlos. Los besos están bien, son lindos, no se piden, se disfrutan.
Me estoy ensayando. Me estoy intentando probar a mí misma en otras versiones para ver si es que efectivamente no me gustan o solo yo creo eso, porque son las versiones en las que ya me conozco.
Me estoy ensayando y me cuesta una bocha.
En mis ensayos apareces, es inevitable. Apareces cuando me doy cuenta que me gusta una persona que usa la misma teoría ñoña para explicar lo que piensa, cuando tiene las mismas justificaciones (que vos) para sostener su posición en la vida respecto a algo.
No sé si me gusta eso - y tengo que aceptarlo y ya - o sí todavía me gustas tanto vos que te busco de cualquier forma, en cualquier lado, en cualquier momento, en cualquier persona.

Los findes se re pica eso de extrañarte y de pensarte.

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