Ser instinto y libertad

viernes, 12 de julio de 2019

La agonía de la espera

En una semana puede cambiar mi vida, o no.
Sin certezas, con el corazón en la boca y el eterno ataque al higado sigo. Empecé a organizar mi recibida. Todavía no sé si me recibo, pero no importa, empecé a organizarla igual, porque después de tanta malaria es necesario el festejo.
Y entre tanta fiesta y tanta emoción y tanto todo, solo pienso que me va a faltar alguien.
Y pienso qué es algo que quiero yo y que busqué como a nada (recibirme, claro está) pero ¿quien puede disfrutar de la felicidad solx?
Es metafórico. No salgan a golpearme. Entiendo que no estoy sola. Pero me muero de ganas de compartir este logro con vos. 
Sueño que te aparecés de sorpresa con todas las cosas que me dijiste que ibas a dejar vencer y me abrazás con orgullo.
Entonces me rescato que eso fue un montón. Y solo sueño que aparecés, tímido, en un costado, pero llegas justo para ver la secuencia de lejos.
Después bajo a la tierra y deseo que al menos me mandes un mensaje en el momento crucial, cuando este esperando la nota.
Pero rápido caigo a la realidad y me acuerdo que ya no te importo, y que si me mandas un mensaje va a ser después de que veas alguna foto, y por lástima o compromiso.
Hace siete años citaba a Ale, y hoy comparto ese recuerdo:

YO SÉ QUE NO EXISTE UNA CURA
SOY SOLO YO LA ENFERMEDAD



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