Ser instinto y libertad

domingo, 15 de noviembre de 2020

¿Qué es la vida?

Me levanté con esa pregunta de la siesta.
Miro a mi alrededor. Los domingos todo parece edulcorado. Ese ese gusto que se parece a algo que en realidad no es. Que si te pasas es re dulce e invasivo, pero si ponés poquito sentís que le falta algo y que no es lo mismo que el azúcar. 
Los domingos tienen mala fama. También muy buena. Me debato muchísimo entre esas dos, porque a veces quiero pensar que son hermosos y otras simplemente llega esta hora y entiendo el por qué de la mala fama. 
Creo que la vida es un poco como un domingo eterno, un domingo en loop. Un loop de domingos. 
Diría que la vida es despertarse en el sillón sola, habiéndote dormido en un abrazo. La vida es un griterío familiar, todes queriendo hablar a la vez. Un vinito y algo rico pero en exceso. Las ganas de salir y de quedarse. De tirarse a descansar y disfrutar de hacerlo, porque es domingo. Pero de pronto dormir mucho te hace pensar que arruinaste el momento: hay que aprovechar cada segundo del día para volverlo productivo y hacer todo eso que no hacés en la semana. 
Me gusta pensar que la vida es un domingo, porque tal vez algo de mí todavía cree que después de siete repeticiones tengo la posibilidad de volver a vivir. O quizás, porque tengo la sensación de que no importa lo que haga, pero siempre voy a estar compelida a atravesar domingos, atrapada en la cómoda repetición de lo que me hace bien y de lo que me hace mal. 
Porque el domingo es alegría o es tristeza, es como la navidad. 
Porque el domingo es todo o nada.
La vida es todo o nada. 
O tal vez solo yo lo sea.


Quiero unos lentes de flores para mirar el mundo, y verlo siempre floreciendo.

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