Voy pensando en que no hace ni un año, y las cosas ya no son igual. Las disculpas no cuesta aceptarlas, me cuesta saber perdonar.
Y vuelvo a despertar, cansado de estar, tan cansado de ser. Me digo: “No hay mitad que sea tan mala como la que tenés”.
Y olvido que traigo conmigo canciones y amigos... tu alma es ahora mi estrella, el dolor ya no hace mal.
Mirando estoy, a veces me toca el silencio total. Colgado de la hoja más alta del árbol que sé imaginar. Porque hay cosas que sangran por dentro y nadie las puede notar. Y me acuesto en la cama que un día la ropa te supe robar.
Si percibo en la luna esa luz eterna que reza tu nombre y convida el sabor. Quiero amanecer, que mañana no soy, si no tuve tu ayer!
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