Ser instinto y libertad

miércoles, 27 de junio de 2018

Esa indecisión no te la robo amiga

Ayer hice una analogía muy buena a modo de chiste, pero que pensándolo, es bastante verdad. Soy como la Faraona con Nacho. Tengo presente que aparece en mis relatos más de lo que debería, y al principio era algo que me ponía contenta porque entendí que poder hablar de él era una forma de darme cuenta que lo había superado. O estaba en proceso, bah. Y en un punto es así, puedo hablar de él sin que se me llenen los ojos de lágrimas, sin abrir la herida. Hoy está cerrada y es una cicatriz de esas que no tengo ganas de maquillar. Porque es parte de mí.
Pero pienso también en las ataduras que tal vez estoy queriendo encubrir. O que me están costando terminar de soltar.
Hoy tengo bastante más claro algunas cosas. Y eso me asusta también, por eso tengo miedo de estar queriendo confundirme para no hacerme cargo.
Si hay algo de lo que estoy segura, es que nunca más voy a volver a amar a alguien como a nacho (no hace falta que diga su nombre). Porque ese fue el amor irracional, ese que no calculas, que no medis, que no querés sentir, el que te entregas de verdad sin pensar nada ni medir consecuencias, el que no podés explicar, el que no sabés por qué, el que no entendés.
Pero también sé que no quiero volver a sentir eso. Porque encontrarme sin mi poder de pensamiento, sin mi capacidad de controlar las cosas, es algo que no me hace sentir bien, que no es mi mejor versión de mí. Y que no es como yo entiendo al amor.
Pero mi forma de entender el amor capaz es bastante tibia,  y no sé hasta que punto tengo ganas de seguir involucrandome así. Tal vez sí, porque por tibia me escudo, me protejo y no me juego. Pero tal vez no, porque cuando me doy cuenta que estoy sintiendo un poco de más, no sé si no me gusta tanto que la otra persona no acompañe el proceso, como el mero hecho de sentir. RECONOCER QUE SIENTO.

Hoy necesito un abrazo, de esos lindos y fuertes que aunque nos estuvieramos puteando me hacían sentir que todo iba a estar bien. Necesito escuchar un millon de cosas lindas que probablemente para vos eran mentira pero que sabías exactamente cuando decir y que eran las que yo quería escuchar.
A veces necesito más amor del que pienso.

No hay comentarios:

Publicar un comentario