Ser instinto y libertad

martes, 10 de febrero de 2015

Introspección

Podría escribir una prosa de palabras tristes (tan triste que los entristezca a ustedes) pero decidí no hacerlo porque tengo que aprender. Estoy creciendo. Tengo que crecer.
Supongo que así funciona, un dolor muy grande te duele mucho mucho mucho, y después lo vas asimilando y guardando por ahí, pero siempre sigue latente, y de vez en cuando, cuando más vulnerable estás, se asoma y te hace pija otra vez. Pero se vuelve rutinario (como todo en ésta vida), y la rutina te hace convivir con eso de la "mejor" manera.
La realidad es que todavía las lloro. Todavía me acuerdo y cada cosa que veo me hace ruidito en el corazón. Yo sé que todos piensan que no tengo corazón y todas esas cosas que me esmeré por años en hacerles creer, pero éste año que pasó descubrí que tengo uno (y muy grande aunque no lo crean), y hubo una personita (aunque unos pares más también) que me hizo dar cuenta que no está tan mal querer, demostrar amor... sentir. PERO NO ME QUIERO DESVIAR [siempre termino hablando de vos, y eso no está bien]
Hoy (casi casi un año después!) no entiendo todavía qué pasó. Dicen que el tiempo aclara, etcs etcs, (y confie mucho en eso) pero la verdad es que en mi caso, eso no pasó. No entiendo. Eso me repito a cada vez. Eso repito cuando me preguntan. Eso me sale cuando me abro un poquito y necesito hablar (porque todavía no lo supero, todavía necesito hablar).
Me castigué mucho tiempo, busqué todos mis defectos y me reprendí por ellos. Pero también entendí que soy humana. Y empecé a darme cuenta de todos los demás defectos, esos que por primera vez no eran míos. Y ahí también entendí que eran humanas. Y les juro, las perdoné. Las perdoné porque no soy quien para no hacerlo, porque tuve la gracia de dejar entrar a Dios con mayor intensidad en mi vida. Las perdoné porque cuando hay amor, nada más importa.
Sin embargo no me deja de doler. Y no pretendo que cese. Entiendo que toda herida grande deja cicatriz de por vida. Entiendo que solo yo lo entiendo así. Al principio me enojaba con la gente cuando no entendían mi dolor. Ahora los entiendo. Pero no puedo evitar seguir llorando de a ratos (aunque solo lo haga enfrente tuyo, cuando nos dormimos hablando de cosas tristes o cosas que no queremos que nos vuelvan a pasar).

Me gustaría que me hubiesen querido como yo las quiero (hablo en presente), pero también entendí que eso de querer NO TIENE POR QUÉ ser recíproco. Y está bien. Así es la vida.





Las extraño.

No hay comentarios:

Publicar un comentario