Ser instinto y libertad

martes, 15 de octubre de 2013

Un candombe en la cabeza... que no es para bailar

Definitivo. Era de cabezas quemadas. Etapa primaveral de autodestrucción. Todo lo que parecía sumamente claro hace solo un conjunto de pares de semanas, ahora ni siquiera es oscuro, directamente no se ve. Prendanme la luz. Que no salgan más flores. No me conviden más Fernet. No me den más comida. Saquenme la ropa corta, en especial las polleras por favor. Basta de días cortos y noches largas. Basta de rutina hermosa y agobiante. Basta de tiempo ocupado al pedísimo. Basta de aire tóxico, basta de ollín, de alquitrán, de gases de combustión motora.
Basta de apariciones inesperadas, indeseadas, esporádicas. Basta de mentiras endulzantes de oídos (que me las creo). Basta de debilidades. Basta de INsuperaciones. Basta de ver la paja en el ojo ajeno. Basta de culpas. Basta de comparaciones. Basta de subestimaciones. Basta de fracasos, de pérdidas, de inestabilidades. Basta de traiciones. Basta de cerebros explotados. Basta de pobreza, basta de carencias, basta de odio.
Basta de dolor, de tristezas absurdas. Basta de egos gordos y tenaces. Basta de orgullos extremos.
Vivamos de una puta vez el hoy, lloremos los fracasos y arreglemos las cagadas. Riamos un poco más. Queramos un poco más.


(Mañana con algo tan pavo como un disfraz se cierra una etapa. Que triste es crecer, que lindo es estar con esas personas que se encargaron de hacer mi vida un poquito menos dolorosa). 

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