Es el quinto ibuprÓfeno (seba te extraño) que tomo en siete horas. Quinto. Más un diclofenax. No sé si ya estoy drogada, dopada (extasiada seguro que no) o qué, pero me sigue doliendo la columna. Es tan frustrante que no me puedo acostar, porque no encuentro posición para que no me duela, es imposible.
Soy una retrasada mental, y aunque detesto el sermón una vez más: tienen razón.
No hay comentarios:
Publicar un comentario