Ser instinto y libertad

miércoles, 1 de abril de 2020

insomnio de cuarentena

Me doy cuenta que la cabeza me duele cuando lloro mucho. O cuando me aguanto las ganas de llorar. Lo que pasa es que cuando me voy a dormir llorando, o mejor dicho, lloro hasta quedarme dormida, al otro día me despierto con los ojos súper secos y es difícil caretear la cara.
También me di cuenta estos días de cuarentena que no me puedo dormir cuando lo que me da vueltas por la cabeza son mil fantasmas. Más que fantasmas una realidad de mierda que no puedo cambiar. O no me animo. O quiero ser políticamente correcta. 
Hace varias noches que retome esta angustia de sentirme ahogada. La frustración no haber conseguido nada. 
No hay cosa que desee más que irme de casa, y no hay cosa de la que cada vez esté más lejos. 
Me pregunto si hay algo que inconscientemente me ate a este techo. Yo creo que sí, suena logico que ese factor reafirme la condición material de mi pobreza. Pero también suena ilógico, si no hay nada que anhele más desde que tengo 15 años que irme para ser verdaderamente yo. ¿Quién soy yo? 
Porque ahora siento que no tengo idea, que solo soy lo que quieren que sea, que solo como lo que quieren que coma, que solo me levanto a la hora que quieren que me levanté, y si es un sábado que sea temprano, para poder limpiar. 


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