No sé que sería de mi vida con una pizquita de suerte. Tampoco sé bien si
creo en la suerte, más bien creo que es el destino. Hay gente predestinada a
tener las cosas al alcance de la mano, o como quiere que sean (por no decirlo
de alguna que otra manera vulgar).
Estamos los otros que, esperamos pero nunca pasa lo que buscábamos, los
que nunca tenemos acceso directo a eso que anhelamos, nosotros los que pensamos
que mejor, el mundo debería dividirse en dos: claramente por un lado los que
mencioné primero, y por el segundo, nosotros... los que bueno, todavía pensamos
como definirnos. Y así, juntarnos con los otros que son como nosotros, porque
tenemos la vaga esperanza de que en algún lugar del mundo, al menos haya
alguien, aunque sea solo uno (animal, planta, objeto, se vale todo) como
nosotros. Pero eso tampoco sucede, porque caés en la cuenta que sos el único
con ésta yeta y llega el punto en el que explotás porque no entra ni una gota
más de falso optimismo en la sangre que te corre por el cuerpo, porque tus
pelotas estallan como dos siliconas mal puestas en vuelo turbulento al escuchar
la dicha de todo aquel que te rodea (conocido, desconocido, personaje de
ciencia ficción, acá también vale todo) y directamente te reeplanteás la parte
de la división del mundo en dos (Acá es donde nos damos cuenta que pretendemos
autoengañarnos hablandole a un "vos" que sabemos que no existe porque
estamos solos en ésta) Es que francamente, nosotros, ni siquiera creemos
"estar predestinados a".
- Eiiiiii, acá, acá abajito, ¡¡¡¡¡¡hola!!!!!! ¿Barba? ¿Jah? ¿Gauchito Gil?
¿Kurt? ¿Rey Momo? ¿Gilda? ¿Lo que sea que está ahí? ¿Nos escuchan?
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