Digamos que hace mucho que no escribo. Bueno, en realidad no digamos, es real: hace mucho que no escribo. Siempre me da vueltas por la cabeza la misma idea: cuando estoy feliz, no estoy "inspirada". En verdad no sé si estoy feliz (creo que no) pero no estoy triste. Es un poco ese cambio del que hablaba hace unos meses: ser feliz es una decisión. Es una frase bonita y suena muy Cris Morena, ¿verdad? Lo sé; pero que se yo, es animadora, y más cuando la vivís... cuando te la hacen entender. Puedo decir que el año pasado aprendí muchas cosas, pero esa fue una de las más importantes. Tuve la oportunidad de vivir cosas nuevas y lindas que siempre había querido, y a pesar de todos los bajones y los enrrosques y los encasques, aprendí mucho... o crecí. No me gusta usar la palabra "crecer". La verdad es que no me creo capacitada para definir si crecí o no, es más bien algo que yo no puedo saber de mi misma. Tampoco me gusta la idea de pensar en un futuro, pero a la vez me inquieta, me inquieta mucho. Es parte de una etapa. No me gusta sentir que maduré de golpe, no megusta darme cuenta que soy una anciana metida en un cuerpo de 17, me siento rara... y en un punto, lo soy. No es más que una forma de verme a mí, no es más que una forma de usar la palabra, mi elemento, mi instrumento, mi elección y acción de vida. Parece que ahora solo queda esperar, confiar en el tiempo y abrir la cabeza a un futuro no tan incierto que presenta una vorágine de cosas y personas y lugares que no cesan, que no frenan, que no tienen principio pero si fin. Esperar. 2013 arrancaste, ahora hay alguien (o alguienes) que vamos por vos.
BUENA SUERTE PARA MÍ.
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