O en mi cabeza, si estás siempre ahí

La vida te arrolla. Extraño de vez en cuando un poco esos momentos en los que tenía tiempo para pasarme la vida escribiendo. Para pasarme la vida analizando(me)la. Era divertido creer que tenía la capacidad de entenderme (o no) pero de descubrirme. Era divertido pensar que si lograba darme cuenta de los patitos que se me habían ido de la fila, todo iba a estar bien.
Hoy no estoy para nada bien.
La vida siempre un poquito más se esfuerza por abnegar mis intentos.
Si nos ponemos profundos, tengo hasta crisis existenciales.
Odio depender. Odio depender de alguien más y tener que malobrar solo por ese "alguien más".
Todos los días me levanto pensando en que ese mañana mejor va a llegar. Quizás es iluso, quizás es una medicina absurda, quizás vivo en un ilusionismo que solo "alivia" mi enajenación.
Sin dudas empezar la carrera me quemó el cerebro.
A veces pienso que todos terminamos siendo maquinitas que repetimos y repetimos y mecanizamos lo que nos hacen creer que tenemos que hacer por nuestro rol social.

Mejor no pienso más.
Quiero dormir mil días, de corrido. (y si estás abrazándome mejor)

No está mal...

¿Cuándo podrás amar, sin tantos complejos?

(sí, te quiero ver así)